lunes, 15 de junio de 2015

CAPITULO 2:


CAUSAS DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR


LA INTERPRETACIÓN BIOLÓGICA

Para empezar, podemos definir la violencia desde una explicación biológica, como una respuesta de supervivencia de un individuo u organismo a su medio ambiente. El medio ambiente está lleno de peligros naturales como el hambre, sed, ataques de perros o animales salvajes, entre otros. Para poder sobrevivir a estos eventos naturales, en muchas ocasiones es necesario actuar de manera violenta; por ejemplo, para satisfacer el hambre una persona puede matar un animal y comérselo. Esta idea es importante porque nos ayuda a entender las razones por las que una persona cree que tiene que ser violenta con otra.
Diversos profesionales afirman que la violencia es parte de la estructura biológica del hombre. Esta postura supone que, para sobrevivir, el hombre ha tenido que ser violento y por lo tanto desarrollar su agresividad. Se dice que el hombre, comparado con la mujer, es naturalmente mas agresivo solo por tener más fuerza física y tener el papel de protector. Así, cuando se encuentra en situaciones de presión, es ¨natural¨ que el hombre responda en forma agresiva y violenta.
Es claro que la violencia es selectiva: cuando el hombre violento se encuentra con una persona mas fuerte que él, decide evitar el choque. La violencia en el hogar es selectiva y va dirigida hacia quien tiene menos poder físico y especialmente social.

La interpretación psicológica

Asume que el hombre violento tiene un problema psicológico o psiquiátrico y por eso es violento. Las explicaciones psicológicas mas comunes dicen que el hombre sufre de una disfunsion psicológica que lo hace vulnerable, inseguro y con baja autoestima, por lo cual tiene que sobre compensar mediante la violencia, al enfrentarse con su pareja, para afirmarse un valor. En muchas ocasiones los terapeutas buscan la explicación a esta inseguridad en su infancia y en los problemas que el vivió al crecer. Suponen que al resolver su enfermedad psicológica, el hombre dejará de ser violento, pues la causa de sus reacciones agresivas será resuelta. En la mayoría de los casos, cuando tratan los problemas psicológicos del hombre, los terapeutas suelen hacer a un lado el tema de su violencia para investigar sus procesos internos, como si lo importante fuera esto y no detener la violencia que el hombre comete.
Si el hombre se siente vulnerable y con baja autoestima, la pregunta debería ser: ¿porque se siente así? En lugar de tratar de encontrar un desajuste interno, sería mejor buscar un desajuste externo en el que el individuo se mide con otras personas y esto ubica en los espacios social y cultural.
Otra explicación de la psicología es la teoría  de sistemas. Esta supone que la pareja es la que está dañada, no solo el hombre. Trata de esclarecer de qué manera ambas partes de la pareja participan como responsables de la violencia que existe. Sugiere que ambas personas tienen que aprender a participar para establecer el equilibrio del sistema.
Sin embargo esta explicación tiene varios problemas: en primer lugar, ese sistema familiar forma parte de una estructura social jerárquica y por lo tanto de inequidad. Espera que ambos miembros de la pareja tomen papeles preestablecidos de sumisión o dominio. Segundo, asume que la constelación familiar es única y universal, que la forma de ser en una relación es siempre en dúos y heterosexual. El tercer punto es que tampoco toma en cuenta que cada una de las partes de la pareja tiene sus propias decisiones independientemente de la otra persona; por lo tanto, la decisión de ser o no violento es un proceso personal. Cuarto: al haber violencia en una pareja, es casi imposible restaurar un punto medio de negociación, porque la persona violentada no puede tener la seguridad de no ser castigada por sus opiniones, especialmente si estas se oponen a las de la otra persona.
Otra explicación paralela es la psiquiátrica. Sugiere que el hombre tiene una enfermedad mental grave y por eso es violento con su pareja; sugiere que el hombre está tan dañado, que vive fuera de su realidad. Sus formas de razonamiento están fuera de  las normas sociales y por lo tanto se creería que es un psicópata o sociópata. Si el hombre tuviera realmente una enfermedad mental que ¨justificara¨ su violencia, esta última no sería selectiva; el hombre seria violento en muchas otras situaciones.

La interpretación de la perspectiva de género



Se ha creado una visión artificial en la que se cree que los hombres y las mujeres son diferentes. Dado que los hombres son los que han establecido las leyes y reglas en nuestras sociedades, estas precisamente están basadas en mantener las diferencias entre los sexos. El motivo de dividir la sociedad en esta forma es obligar a las mujeres a que sean las que aporten sus recursos para ser usados por los hombres. La explicación de genero dice que la violencia en el hogar tiene objetivos específicos que no necesariamente tienen que ver con la supervivencia del individuo. La violencia en el hogar es una forma de imponer la esclavitud de una persona para que le sirva a otra.
Partiendo de este concepto, los hombres se han convertido en cuidadores y promotores de esa presunta superioridad sobre las mujeres, para mantener esta dinámica social, necesitan una forma de control social; está es la violencia doméstica. Cuando un hombre mantiene a una mujer desequilibrada, desprovista de sus propias capacidades para satisfacerse a si misma y tomar decisiones; etc., lo que hace es preservar el modelo que conocemos como patriarcado.
El patriarcado es un orden social genérico de poder, basado en un modo de comunicación cuyo paradigma es el hombre. Este orden asegura la supremacía de los hombres y lo masculino la inferiorización previa de las mujeres y de lo femenino. Es importante por ello entender a la violencia doméstica o intrafamiliar como un problema de control social de un grupo sobre otro, de los hombres sobre las mujeres. Cada hombre desde muy pequeño aprende que hay dos posiciones sociales; en una están los que dan órdenes y son servidos, son los jefes, los que merecen el crédito por todo lo que hacen y tienen necesidad de descansar y divertirse en formas diferentes del resto de la familia, son los que dan permisos y castigos cuando es necesario.
La otra posición es donde están las inferiores; las que son comunes; las que sirven; las que solo aceptan órdenes y castigos. Son las que tienen poder en el hogar hasta que llega el otro, el hombre. Tienen que actuar para satisfacer cada necesidad del hombre; pueden y deben ser castigadas si quieren salir de ese papel.
Cada hombre es entrenado desde muy pequeño para ser el hombre-dueño-jefe-padre que tomará algún día el papel que su padre lleva el mientras él es niño, tener que decidir posteriormente si quiere aliarse con los que dirigen o con las que son dirigidas y, dadas las circunstancias, la respuesta es lógica. Esta decisión está basada no solo en su aprendizaje de lo que se supone que debe ser un hombre, sino en su propia experiencia de haber sobrevivido él mismo al hombre-dueño-jefe-padre en su propia vida.
Al identificarse como el ¨hombre-dueño-jefe-padre¨, suprime su verdadera identidad y la cambia por una aparente superioridad. Al intercambiar su verdadera identidad, suprime su habilidad de conocerse tal como es y basa su identidad en la creencia de que es superior en su hogar. Al creerse superior, por definición va a ser violento para imponerse y mantenerse como dominante. De aquí viene la violencia del hombre en el hogar.
Cuando esto ocurre, el hombre cree que está justificado usar violencia para imponerse.



PAUTAS PARA ENTENDER LA RELACIÓN ENTRE MASCULINIDAD Y VIOLENCIA

Existe una clara conexión entre género de la persona violenta y su violencia, es decir, las características de la masculinidad están directamente relacionadas con el potencial de violencia del individuo. Por esto es necesario analizar que es la masculinidad.
El concepto de masculinidad en nuestras sociedades dicta que el hombre adquiera ciertas características para ¨ser hombre¨. La masculinidad espera que el hombre ¨construya¨ su masculinidad o identidad de ¨hombre¨.
La diferenciación es un punto clave para el desarrollo de la masculinidad, pues el hombre aprende desde pequeño a ¨ser diferente¨ de la persona con quien más contacto tiene: su madre. Esta diferenciación sucede al alejarse de las características que ve en su madre. El pequeño se aleja de las conductas que son satisfactorias, sensibles, emocionales, cooperativas, expresivas y delicadas. Por otro lado, se identifica con un modelo masculino y adopta las características masculinas de competencia, desconfianza, alejamiento, rudeza, individualismo, egoísmo y dominio.
¨La cuestión de género es una forma de ordenar la práctica social¨; según Connell, esta forma de ordenamiento de la práctica social es muy clara en la violencia intrafamiliar: el hombre se asume como superior a la mujer, y por lo tanto tiene que controlarla mediante la violencia.


EL ESPACIO INTELECTUAL Y LA MASCULINIDAD
Las estructuras intelectuales no tienen la validez necesaria para entender estos hechos, pues se requiere que estos conceptos estén en interacción con los espacios emocionales, físicos, sociales y culturales.
Desde pequeño se le enseña al hombre a no poner atención a sus procesos emocionales, supuestamente, porque obstaculizan una forma clara de pensar. Le hacen creer que el pensamiento por si solo es la única forma de entender los hechos. El problema es que entender un hecho es muy diferente de procesar ese hecho.
El espacio intelectual es el más importante para la masculinidad y el hombre violento, porque es ahí donde realmente es el jefe, el superior y el que ordena. No hay alguien en el mundo que le pueda demostrar al ¨hombre-superior¨ que lo que piensa es erróneo. Especialmente, cuando el hecho del que se habla es subjetivo ( y su identidad de ser superior es absolutamente subjetivo). Cree que sus ideas son las más apropiadas y superiores a las de los demás. Aunque reciba pruebas empíricas, puede controlarse para probarse a si mismo que lo que está observando es incorrecto y lo que el piensa es correcto o verdadero. De aquí surge la violencia emocional con otras personal y consigo mismo.
En términos de pareja, debido a que el hombre violento cree estar siempre en lo correcto, exige que ella apoye incondicionalmente su forma de pensar. Para lograrlo, crea una guerra intelectual en la cual su pareja tiene que perder o afirma que él tiene razón. Ella debe renunciar a su propia ahora está en una relación con él, que es su dueño y por lo tanto también es dueño de sus pensamientos.

EL ESPACIO FÍSICO Y LA MASCULINIDAD
El espacio físico es también fundamental para la masculinidad y para el hombre violento, porque es allí donde se comprueba a si mismo que es superior; es cuando cree obtener una prueba empírica. El hombre compara su fuerza física con la de las mujeres y la mayoría de las veces resulta ser más fuerte, lo que toma como evidencia irrefutable de que es superior en todos los aspectos. Para mantener esta superioridad física se controla a si mismo y toma actitudes que, según el, comprueban su superioridad.
En el hogar, comprueba su superioridad al usar la fuerza física sobre su pareja. Toma el espacio físico como si el fuera el único que está presente; si está cansado, se acuesta y espera que su pareja y sus hijos e hijas adapten a sus necesidades. Cuando hay otras personas, actua como si fuera muy benevolente con su pareja, pero no lo hace para apoyarla sino para demostrar que es más fuerte físicamente.

EL ESPACIO EMOCIONAL Y LA MASCULINIDAD

El espacio emocional está formado por sentimientos o emociones propias de cada persona, es la forma individual de procesar internamente su relación con el mundo externo e interno. Cada individuo procesa de modo diferente sus experiencias, según el efecto emocional que estas tengan en él.
 Una característica de la masculinidad es la falta de flexibilidad, por que cree que al ser inflexible se va a mantener en un estado de control total de si mismo. Por lo tanto, el hombre evita este nivel de acción emocional y lo reprime lo más posible.
Las emociones son la base de la individualidad, pues cada experiencia es procesada emocionalmente en una forma muy diferente, de acuerdo con las experiencias internas de cada persona.
Como vimos cuando el hombre trata de llenar un estereotipo impuesto desde el exterior, anula sus habilidades de supervivencia y cree que solo podrá sobrevivir ajustándolo al patrón social de superioridad que le enseñaron, de este modo, traslada su supervivencia interna a las expectativas externas de ser superior a su mujer hijos e hijas y a todas las demás personas. Confunde sus emociones con las expectativas que le marca su grupo social, es decir, con los afectos. Los afectos son creados social y culturalmente y , por lo tanto, pueden ser modificados.
Cuando un hombre confunde sus afectos, o sea las expectativas sociales y culturales, con sus necesidades, esto lo pone en una situación de total vulnerabilidad porque nunca sabe lo que está sucediendo con el mismo, y para resolver este dilema reprime sus emociones y espera que su pareja o alguien  mas cubra su deseo social y cultural. Así, deja su espacio emocional vacío y por lo tanto una quinta parte de sus recursos para la supervivencia está en constante crisis. Es por eso que el hombre trata de demostrar constantemente que no tiene miedo, ni dolor, que le importa poco lo que le suceda, porque considera heroico y masculino sufrir sin quejarse.

EL ESPACIO SOCIAL Y LA MASCULINIDAD
El espacio social es aquel donde se desarrollan contactos, interacciones e intercambios con otras personas. Percibe a todas las personas que lo rodean como sujetos de competencia que pueden demostrarle si es superior o no. El hombre crea relaciones sociales de competencia para comprobar a si mismo su superioridad. Al crear relaciones de competencia, el hombre asume que cada uno de los otros hombres quiere destruirlo, pues también están en competencia, tratando de demostrar su propia superioridad.
El hombre violento usa el espacio social como un aspecto que también debe controlar, pretende ser dueño de los espacios de otras personas, pero no acepta tener responsabilidad y equidad hacia ellas.
El hombre violento controla los contactos sociales de su pareja; estos tienen que ser aprobados por el. Al limitar los contactos sociales, el hombre le quita poder a su pareja, pues mientras más dependa de él, menos podrá tener otro tipo de apoyo que sea diferente de las ideas de él. La mujer no podrá validar su experiencia de acuerdo con otros puntos de vista y esto la conduce al aislamiento.

EL ESPACIO CULTURAL Y LA MASCULINIDAD
El espacio cultural son las diversas formas de procesar la realidad de acuerdo con parámetros establecidos mediante el aprendizaje que el individuo ha recibido en su grupo social más inmediato: su familia, grupo económico, religioso, educativo y geográfico.
El hombre crea formas culturales que definen y refuerzan esta supuesta inferioridad de la mujer: se queda en casa a cuidar a los hijos y a llevar a cabo las labores del hogar, donde manda el padre. En su grupo religioso ve que las mujeres no pueden ser más que seguidoras de los hombres, sin tener ¨acceso directo a dios¨, por ser mujeres. En su grupo educativo y político, el hombre que la mujer está relegada a puestos inferiores, mientras que los puestos más importantes se los relegan a los hombres.
El hombre violento obviamente apoya estas creencias porque el es quien obtiene beneficios. Al unirse a él, la mujer tiene que cambiar muchos de sus patrones culturales para ajustarse a los del hombre.

CAUSAS DE LA VIOLENCIA DEL HOMBRE EN EL HOGAR
Dos aspectos que están siempre presentes son:
El hombre se cree superior a su pareja y a la naturaleza.
Al creerse superior, hace todo lo posible para imponer esta superioridad y la única forma que conoce de hacerlo es ejerciendo un control mediante la violencia.
Así, la necesidad de controlar es uno de los ejes de la violencia del hombre en el hogar. En nuestra sociedad creemos que un hombre que no controla a ¨su mujer¨ no es ¨suficientemente ¨hombre, y que por lo general esta inhabilidad de mantenerse como superior tiene un castigo.
Un elemento muy importante para la masculinidad es la diferenciación entre sexos mediante lugares, herramientas o vestimentas que definen la pertenencia a determinado género.
Para el hombre es mortal convertirse en algo que no sea un hombre superior, pues de nada le sirve parecerse o ser como su pareja/mujer.

Es importante notar que el hombre está más preocupado por mantener esta identidad de superior que le impone el medio social, que en crear relaciones de igualdad, que lo van a ayudar a desenvolverse en un proceso nutritivo y de intimidad.



CONCLUSIONES:


El hombre para reafirmar su masculinidad realiza acciones que en la mayoría de los casos afectan a la pareja, de tal manera que logra limitarla y obstruye su desenvolvimiento en muchos ámbitos de su vida, como por ejemplo, su necesidad de sentirse su dueño hace que le prohíba a esta a relacionarse socialmente con otras personas de su entorno, incluso así estas sean miembros de su familia.

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