CAUSAS DE LA VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR
LA INTERPRETACIÓN BIOLÓGICA
Para empezar,
podemos definir la violencia desde una explicación biológica, como una
respuesta de supervivencia de un individuo u organismo a su medio ambiente. El
medio ambiente está lleno de peligros naturales como el hambre, sed, ataques de
perros o animales salvajes, entre otros. Para poder sobrevivir a estos eventos
naturales, en muchas ocasiones es necesario actuar de manera violenta; por
ejemplo, para satisfacer el hambre una persona puede matar un animal y
comérselo. Esta idea es importante porque nos ayuda a entender las razones por
las que una persona cree que tiene que ser violenta con otra.
Diversos
profesionales afirman que la violencia es parte de la estructura biológica del
hombre. Esta postura supone que, para sobrevivir, el hombre ha tenido que ser
violento y por lo tanto desarrollar su agresividad. Se dice que el hombre,
comparado con la mujer, es naturalmente mas agresivo solo por tener más fuerza
física y tener el papel de protector. Así, cuando se encuentra en situaciones
de presión, es ¨natural¨ que el hombre responda en forma agresiva y violenta.
Es claro que
la violencia es selectiva: cuando el hombre violento se encuentra con una
persona mas fuerte que él, decide evitar el choque. La violencia en el hogar es
selectiva y va dirigida hacia quien tiene menos poder físico y especialmente
social.
La
interpretación psicológica
Asume que el
hombre violento tiene un problema psicológico o psiquiátrico y por eso es
violento. Las explicaciones psicológicas mas comunes dicen que el hombre sufre
de una disfunsion psicológica que lo hace vulnerable, inseguro y con baja
autoestima, por lo cual tiene que sobre compensar mediante la violencia, al
enfrentarse con su pareja, para afirmarse un valor. En muchas ocasiones los
terapeutas buscan la explicación a esta inseguridad en su infancia y en los
problemas que el vivió al crecer. Suponen que al resolver su enfermedad
psicológica, el hombre dejará de ser violento, pues la causa de sus reacciones
agresivas será resuelta. En la mayoría de los casos, cuando tratan los
problemas psicológicos del hombre, los terapeutas suelen hacer a un lado el
tema de su violencia para investigar sus procesos internos, como si lo
importante fuera esto y no detener la violencia que el hombre comete.
Si el hombre
se siente vulnerable y con baja autoestima, la pregunta debería ser: ¿porque se
siente así? En lugar de tratar de encontrar un desajuste interno, sería mejor
buscar un desajuste externo en el que el individuo se mide con otras personas y
esto ubica en los espacios social y cultural.
Otra
explicación de la psicología es la teoría
de sistemas. Esta supone que la pareja es la que está dañada, no solo el
hombre. Trata de esclarecer de qué manera ambas partes de la pareja participan
como responsables de la violencia que existe. Sugiere que ambas personas tienen
que aprender a participar para establecer el equilibrio del sistema.
Sin embargo
esta explicación tiene varios problemas: en primer lugar, ese sistema familiar
forma parte de una estructura social jerárquica y por lo tanto de inequidad.
Espera que ambos miembros de la pareja tomen papeles preestablecidos de
sumisión o dominio. Segundo, asume que la constelación familiar es única y
universal, que la forma de ser en una relación es siempre en dúos y
heterosexual. El tercer punto es que tampoco toma en cuenta que cada una de las
partes de la pareja tiene sus propias decisiones independientemente de la otra
persona; por lo tanto, la decisión de ser o no violento es un proceso personal.
Cuarto: al haber violencia en una pareja, es casi imposible restaurar un punto
medio de negociación, porque la persona violentada no puede tener la seguridad
de no ser castigada por sus opiniones, especialmente si estas se oponen a las
de la otra persona.
Otra
explicación paralela es la psiquiátrica. Sugiere que el hombre tiene una
enfermedad mental grave y por eso es violento con su pareja; sugiere que el
hombre está tan dañado, que vive fuera de su realidad. Sus formas de
razonamiento están fuera de las normas
sociales y por lo tanto se creería que es un psicópata o sociópata. Si el
hombre tuviera realmente una enfermedad mental que ¨justificara¨ su violencia,
esta última no sería selectiva; el hombre seria violento en muchas otras
situaciones.
La interpretación de
la perspectiva de género
Se ha creado
una visión artificial en la que se cree que los hombres y las mujeres son
diferentes. Dado que los hombres son los que han establecido las leyes y reglas
en nuestras sociedades, estas precisamente están basadas en mantener las
diferencias entre los sexos. El motivo de dividir la sociedad en esta forma es
obligar a las mujeres a que sean las que aporten sus recursos para ser usados
por los hombres. La explicación de genero dice que la violencia en el hogar
tiene objetivos específicos que no necesariamente tienen que ver con la
supervivencia del individuo. La violencia en el hogar es una forma de imponer
la esclavitud de una persona para que le sirva a otra.
Partiendo de
este concepto, los hombres se han convertido en cuidadores y promotores de esa
presunta superioridad sobre las mujeres, para mantener esta dinámica social,
necesitan una forma de control social; está es la violencia doméstica. Cuando
un hombre mantiene a una mujer desequilibrada, desprovista de sus propias
capacidades para satisfacerse a si misma y tomar decisiones; etc., lo que hace
es preservar el modelo que conocemos como patriarcado.
El
patriarcado es un orden social genérico de poder, basado en un modo de
comunicación cuyo paradigma es el hombre. Este orden asegura la supremacía de
los hombres y lo masculino la inferiorización previa de las mujeres y de lo
femenino. Es importante por ello entender a la violencia doméstica o
intrafamiliar como un problema de control social de un grupo sobre otro, de los
hombres sobre las mujeres. Cada hombre desde muy pequeño aprende que hay dos
posiciones sociales; en una están los que dan órdenes y son servidos, son los
jefes, los que merecen el crédito por todo lo que hacen y tienen necesidad de
descansar y divertirse en formas diferentes del resto de la familia, son los
que dan permisos y castigos cuando es necesario.
La otra
posición es donde están las inferiores; las que son comunes; las que sirven;
las que solo aceptan órdenes y castigos. Son las que tienen poder en el hogar
hasta que llega el otro, el hombre. Tienen que actuar para satisfacer cada
necesidad del hombre; pueden y deben ser castigadas si quieren salir de ese
papel.
Cada hombre
es entrenado desde muy pequeño para ser el hombre-dueño-jefe-padre que tomará
algún día el papel que su padre lleva el mientras él es niño, tener que decidir
posteriormente si quiere aliarse con los que dirigen o con las que son
dirigidas y, dadas las circunstancias, la respuesta es lógica. Esta decisión
está basada no solo en su aprendizaje de lo que se supone que debe ser un
hombre, sino en su propia experiencia de haber sobrevivido él mismo al
hombre-dueño-jefe-padre en su propia vida.
Al
identificarse como el ¨hombre-dueño-jefe-padre¨, suprime su verdadera identidad
y la cambia por una aparente superioridad. Al intercambiar su verdadera
identidad, suprime su habilidad de conocerse tal como es y basa su identidad en
la creencia de que es superior en su hogar. Al creerse superior, por definición
va a ser violento para imponerse y mantenerse como dominante. De aquí viene la
violencia del hombre en el hogar.
Cuando esto
ocurre, el hombre cree que está justificado usar violencia para imponerse.
PAUTAS PARA ENTENDER
LA RELACIÓN ENTRE MASCULINIDAD Y VIOLENCIA
Existe una
clara conexión entre género de la persona violenta y su violencia, es decir,
las características de la masculinidad están directamente relacionadas con el
potencial de violencia del individuo. Por esto es necesario analizar que es la
masculinidad.
El concepto
de masculinidad en nuestras sociedades dicta que el hombre adquiera ciertas
características para ¨ser hombre¨. La masculinidad espera que el hombre
¨construya¨ su masculinidad o identidad de ¨hombre¨.
La
diferenciación es un punto clave para el desarrollo de la masculinidad, pues el
hombre aprende desde pequeño a ¨ser diferente¨ de la persona con quien más
contacto tiene: su madre. Esta diferenciación sucede al alejarse de las
características que ve en su madre. El pequeño se aleja de las conductas que
son satisfactorias, sensibles, emocionales, cooperativas, expresivas y
delicadas. Por otro lado, se identifica con un modelo masculino y adopta las
características masculinas de competencia, desconfianza, alejamiento, rudeza,
individualismo, egoísmo y dominio.
¨La cuestión
de género es una forma de ordenar la práctica social¨; según Connell, esta
forma de ordenamiento de la práctica social es muy clara en la violencia
intrafamiliar: el hombre se asume como superior a la mujer, y por lo tanto
tiene que controlarla mediante la violencia.
EL ESPACIO
INTELECTUAL Y LA MASCULINIDAD
Las
estructuras intelectuales no tienen la validez necesaria para entender estos
hechos, pues se requiere que estos conceptos estén en interacción con los
espacios emocionales, físicos, sociales y culturales.
Desde
pequeño se le enseña al hombre a no poner atención a sus procesos emocionales,
supuestamente, porque obstaculizan una forma clara de pensar. Le hacen creer
que el pensamiento por si solo es la única forma de entender los hechos. El
problema es que entender un hecho es muy diferente de procesar ese hecho.
El espacio
intelectual es el más importante para la masculinidad y el hombre violento,
porque es ahí donde realmente es el jefe, el superior y el que ordena. No hay
alguien en el mundo que le pueda demostrar al ¨hombre-superior¨ que lo que
piensa es erróneo. Especialmente, cuando el hecho del que se habla es subjetivo
( y su identidad de ser superior es absolutamente subjetivo). Cree que sus
ideas son las más apropiadas y superiores a las de los demás. Aunque reciba pruebas
empíricas, puede controlarse para probarse a si mismo que lo que está
observando es incorrecto y lo que el piensa es correcto o verdadero. De aquí
surge la violencia emocional con otras personal y consigo mismo.
En términos
de pareja, debido a que el hombre violento cree estar siempre en lo correcto,
exige que ella apoye incondicionalmente su forma de pensar. Para lograrlo, crea
una guerra intelectual en la cual su pareja tiene que perder o afirma que él
tiene razón. Ella debe renunciar a su propia ahora está en una relación con él,
que es su dueño y por lo tanto también es dueño de sus pensamientos.
EL ESPACIO FÍSICO Y
LA MASCULINIDAD
El espacio
físico es también fundamental para la masculinidad y para el hombre violento,
porque es allí donde se comprueba a si mismo que es superior; es cuando cree
obtener una prueba empírica. El hombre compara su fuerza física con la de las
mujeres y la mayoría de las veces resulta ser más fuerte, lo que toma como
evidencia irrefutable de que es superior en todos los aspectos. Para mantener
esta superioridad física se controla a si mismo y toma actitudes que, según el,
comprueban su superioridad.
En el hogar,
comprueba su superioridad al usar la fuerza física sobre su pareja. Toma el
espacio físico como si el fuera el único que está presente; si está cansado, se
acuesta y espera que su pareja y sus hijos e hijas adapten a sus necesidades.
Cuando hay otras personas, actua como si fuera muy benevolente con su pareja,
pero no lo hace para apoyarla sino para demostrar que es más fuerte
físicamente.
EL ESPACIO EMOCIONAL
Y LA MASCULINIDAD
El espacio
emocional está formado por sentimientos o emociones propias de cada persona, es
la forma individual de procesar internamente su relación con el mundo externo e
interno. Cada individuo procesa de modo diferente sus experiencias, según el
efecto emocional que estas tengan en él.
Una característica de la masculinidad es la
falta de flexibilidad, por que cree que al ser inflexible se va a mantener en
un estado de control total de si mismo. Por lo tanto, el hombre evita este
nivel de acción emocional y lo reprime lo más posible.
Las
emociones son la base de la individualidad, pues cada experiencia es procesada emocionalmente
en una forma muy diferente, de acuerdo con las experiencias internas de cada
persona.
Como vimos
cuando el hombre trata de llenar un estereotipo impuesto desde el exterior,
anula sus habilidades de supervivencia y cree que solo podrá sobrevivir
ajustándolo al patrón social de superioridad que le enseñaron, de este modo,
traslada su supervivencia interna a las expectativas externas de ser superior a
su mujer hijos e hijas y a todas las demás personas. Confunde sus emociones con
las expectativas que le marca su grupo social, es decir, con los afectos. Los
afectos son creados social y culturalmente y , por lo tanto, pueden ser modificados.
Cuando un
hombre confunde sus afectos, o sea las expectativas sociales y culturales, con
sus necesidades, esto lo pone en una situación de total vulnerabilidad porque
nunca sabe lo que está sucediendo con el mismo, y para resolver este dilema
reprime sus emociones y espera que su pareja o alguien mas cubra su deseo social y cultural. Así,
deja su espacio emocional vacío y por lo tanto una quinta parte de sus recursos
para la supervivencia está en constante crisis. Es por eso que el hombre trata
de demostrar constantemente que no tiene miedo, ni dolor, que le importa poco
lo que le suceda, porque considera heroico y masculino sufrir sin quejarse.
EL ESPACIO SOCIAL Y
LA MASCULINIDAD
El espacio
social es aquel donde se desarrollan contactos, interacciones e intercambios
con otras personas. Percibe a todas las personas que lo rodean como sujetos de
competencia que pueden demostrarle si es superior o no. El hombre crea
relaciones sociales de competencia para comprobar a si mismo su superioridad.
Al crear relaciones de competencia, el hombre asume que cada uno de los otros
hombres quiere destruirlo, pues también están en competencia, tratando de
demostrar su propia superioridad.
El hombre
violento usa el espacio social como un aspecto que también debe controlar,
pretende ser dueño de los espacios de otras personas, pero no acepta tener
responsabilidad y equidad hacia ellas.
El hombre
violento controla los contactos sociales de su pareja; estos tienen que ser
aprobados por el. Al limitar los contactos sociales, el hombre le quita poder a
su pareja, pues mientras más dependa de él, menos podrá tener otro tipo de
apoyo que sea diferente de las ideas de él. La mujer no podrá validar su
experiencia de acuerdo con otros puntos de vista y esto la conduce al aislamiento.
EL ESPACIO CULTURAL
Y LA MASCULINIDAD
El espacio
cultural son las diversas formas de procesar la realidad de acuerdo con
parámetros establecidos mediante el aprendizaje que el individuo ha recibido en
su grupo social más inmediato: su familia, grupo económico, religioso,
educativo y geográfico.
El hombre
crea formas culturales que definen y refuerzan esta supuesta inferioridad de la
mujer: se queda en casa a cuidar a los hijos y a llevar a cabo las labores del
hogar, donde manda el padre. En su grupo religioso ve que las mujeres no pueden
ser más que seguidoras de los hombres, sin tener ¨acceso directo a dios¨, por
ser mujeres. En su grupo educativo y político, el hombre que la mujer está
relegada a puestos inferiores, mientras que los puestos más importantes se los
relegan a los hombres.
El hombre
violento obviamente apoya estas creencias porque el es quien obtiene
beneficios. Al unirse a él, la mujer tiene que cambiar muchos de sus patrones
culturales para ajustarse a los del hombre.
CAUSAS DE LA VIOLENCIA
DEL HOMBRE EN EL HOGAR
Dos aspectos
que están siempre presentes son:
El hombre se
cree superior a su pareja y a la naturaleza.
Al creerse
superior, hace todo lo posible para imponer esta superioridad y la única forma
que conoce de hacerlo es ejerciendo un control mediante la violencia.
Así, la
necesidad de controlar es uno de los ejes de la violencia del hombre en el
hogar. En nuestra sociedad creemos que un hombre que no controla a ¨su mujer¨
no es ¨suficientemente ¨hombre, y que por lo general esta inhabilidad de
mantenerse como superior tiene un castigo.
Un elemento
muy importante para la masculinidad es la diferenciación entre sexos mediante
lugares, herramientas o vestimentas que definen la pertenencia a determinado género.
Para el
hombre es mortal convertirse en algo que no sea un hombre superior, pues de
nada le sirve parecerse o ser como su pareja/mujer.
Es
importante notar que el hombre está más preocupado por mantener esta identidad
de superior que le impone el medio social, que en crear relaciones de igualdad,
que lo van a ayudar a desenvolverse en un proceso nutritivo y de intimidad.
CONCLUSIONES:
El hombre
para reafirmar su masculinidad realiza acciones que en la mayoría de los casos
afectan a la pareja, de tal manera que logra limitarla y obstruye su
desenvolvimiento en muchos ámbitos de su vida, como por ejemplo, su necesidad
de sentirse su dueño hace que le prohíba a esta a relacionarse socialmente con
otras personas de su entorno, incluso así estas sean miembros de su familia.